Oración a San Benito Para Alejar Malas Personas, Envidia y Magia

 

Aprender a diferenciar entre el bien y el mal es una gracia que debemos pedir frecuentemente a Dios, y más hoy en día donde vemos como el mal quiere triunfa sobre el bien. Necesitamos estar convencidos de nuestra fe y tener confianza plena en  Dios y en San Benito, quien lucha por los más débiles e intercede por nosotros.

La maldad existe y está rondando, caminemos por el camino que Dios nos ha indicado, sigamos su luz para no tropezar y si caemos, oremos confiadamente ya que él nos rescatará.

A continuación la Oración a San Benito para alejar malas personas, envidia y magia:

Llenos de confianza o ¡amado San Benito!,

Venimos a ti, buscando tu calor espiritual,

Tú que has sido fuerte y te mantienes al lado de Dios,

Tú que has librado grandes batallas,

Y que nos miras con compasión.

 

Queremos bañarnos en el mar del bien,

Te rogamos que sacudas al enemigo de nuestro lado,

Que aquel que nos quiere hacer daño, se sienta debilitado,

Que las amenazas para la tranquilidad de nuestra alma se vayan,

Ruega por nosotros y por el mundo entero,

Para que venzamos las dificultades,

Y que la Sangre Preciosa de Cristo, nos purifíque y cubra,

Destierra de nuestro camino, a toda mala persona,

A quienes nos tienen envidia y quienes utilizan tu luz,

Para querer hacer el mal.

 

Bendícenos y no permitas,

Que la hechicería, la magia y el mundo oscuro,

Prevalezcan en nuestra vida, sino que sean bien alejados de nuestro camino.

Que quienes piensan hacernos daño,

Y vienen con malas intenciones, sientan fracasar su plan,

Y terminen rindiéndose ante tu presencia.

Cuando me sienta agobiado en mí trabajo,

En mi casa o con mi familia, me otorgues la serenidad,

Y mi espíritu se llene de gozo porque no me siento abandonado,

Sé que me has escuchado y recibo tu Bendición.

Amén.

En un momento de silencio, cerramos nuestros ojos y colocamos ante la presencia de San Benito todas nuestras dificultades. Rezamos un Credo, un Padre Nuestro y una Ave Maria, entregándonos por completos y con esta confianza, sabemos que Dios empieza hacer su obra en nosotros.

 

 

 

 

 

 

 

 


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