Día 5 Fortaleza de San Judas Tadeo

 

Momentos difíciles pasamos todos durante nuestra vida, algunas situaciones son verdaderamente estremecedoras, otras muy tristes o fuertes de soportar, pero no podemos escapar de la realidad, y no deben verse como castigos de Dios, algo que muchas veces nos atrevemos en decir. Son situaciones que simplemente tienen que pasar y es nuestra fortaleza y fe, lo que nos ayuda a llevar esta cruz a cuestas, sin reproches con aceptación, y amor.

Aprendamos de San Judas Tadeo a tener fortaleza, a ser firmes, a no desfallecer. Si caemos, aprender a levantarnos, pero de una manera sabia y única, iluminados por Dios e impulsados por el Espíritu Santo.

A continuación fortaleza de San Judas Tadeo, quinto día:

La imitación de Cristo nos dice: “Si como varones fuertes” permaneceremos firmes en el combate, tendríamos el privilegio de ver bajar desde el cielo, la ayuda infinita de nuestro Señor.

Podemos entender en este hermoso texto, que quien nos da ocasiones de pelear y nos ayuda a salir airosos, también está presto a ayudar a quienes pelean. San Judas como lo conocemos, a nuestro gran Santo, nombre que se hace eco en los Hechos de los Apóstoles, un nombre que significa alabanza, confesión, en pocas palabras, es el hombre que confiesa y anuncia las alabanzas de Nuestro Señor, un comportamiento que sugiere valor y fortaleza.

En una de las más cortas caras del Nuevo Testamento, el  nos manifiesta de modo especial esta virtud que recibe de Nuestro Señor. Un lenguaje admirable y fuerte contra los herejes, también llama a los fieles para que permanezcan firmes en la fe y en la doctrina que recibieron como Apóstoles de Dios.

Es capaz de reprender a los cristianos degenerados con una extraordinaria fortaleza y los llama de diversas formas, aludiendo su comportamiento negativo. Desde nubes sin agua, infructuosos, sin raíces, dos veces muertos, árboles otoñales, llevados de aquí para allá por los vientos, condenando con gallardía y valor el error y defendiendo con impactante fortaleza la doctrina de Cristo. Sufriendo por defenderla, pero un sufrimiento sublime y glorioso.

Y es a San Judas Tadeo quien debemos acudir, pidiendo fortaleza y que nos ilumine para proclamar el evangelio, sin temor y sin fronteras.

Amén.

 

En este quinto día, hacemos una reflexión sobre nuestro comportamiento y rezamos un Padre Nuestro y una Ave María, suplicando fortaleza en los momentos de debilidad.

 

 

 

 

 

 


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