Dios muy claramente nos dice que pidamos con fe y se nos dará. Pues bien, qué mejor manera de pedir que haciendo con toda devoción y entrega las letanías de San Judas Tadeo, gracias a su intersección nuestros ruegos llegan al creador. Una plegaria dirigida al Señor, de forma recurrente, claro está que tiene gran poder y fuerza de redención, de salvación y de petición.
Tratemos en lo posible, de rezar las letanías lentamente y meditando sobre cada frase u oración que estemos emitiendo, no de manera programada, casi robótica donde no se puede entender que es lo que decimos y mucho menos que es lo que pedimos, debe ser una oración con fe y devoción.
A continuación las letanías de San Judas Tadeo:
¡Oh San Judas Tadeo!,
En este preciso momento,
Vengo a cantarte mis letanías,
Que vienen de lo más adentro.
Señor Padre Redentor del mundo, ten piedad de nosotros,
Cristo que en la cruz padeciste, ten piedad de nosotros,
Cristo, óyenos,
Cristo, escúchanos.
Padre celestial Señor del cielo y la tierra, ten piedad de nosotros,
Hijo único Jesucristo Redentor de todo cuanto tenemos, ten piedad de nosotros,
Espíritu Santo consolador, ten piedad de nosotros.
San Judas Tadeo, pariente y amigo fiel de Jesús y María, ruega por nosotros,
San Judas Tadeo que tuviste el privilegio de ver y gozar de la compañía de Jesús y María, ruega por nosotros,
San Judas Tadeo que como apóstol has reinado, ruega por nosotros,
San Judas Tadeo, que pudiste ver con tus propios ojos al gran Maestro lavar tus pies, ruega por nosotros,
San Judas Tadeo, que de manos de Jesús recibiste la Eucaristía el día de la última cena, ruega por nosotros,
San Judas Tadeo, que habiendo sufrido el dolor de ver morir al Maestro, también lo viste resucitar y asistir a su divina Ascensión, ruega por nosotros.
San Judas Tadeo, donde el Espíritu Santo se posó el día de Pentecostés, ruega por nosotros,
San Judas Tadeo, que proclamaste la palabra de Dios en Persia, ruega por nosotros,
San Judas Tadeo, milagroso y bondadoso, ruega por nosotros,
San Judas Tadeo, que le diste una vida digna a un rey idólatra, ruega por nosotros,
San Judas Tadeo, que con tu fuerza y gran poder callaste a los demonios, ruega por nosotros,
San Judas Tadeo, que al príncipe débil estimulaste para vencer al enemigo, ruega por nosotros,
San Judas Tadeo, que alejaste a las serpientes venenosas, ruega por nosotros,
San Judas Tadeo, que no te acobardaste y predicaste la doctrina de Cristo, ruega por nosotros,
San Judas Tadeo, quien valeroso padeciste el martirio por tu infinito amor a Dios, ruega por nosotros.
¡Oh servidor apóstol, llenos de confianza, a ti te solicitamos!
¡Oh servidor apóstol, llenos de confianza, hoy te invocamos!
¡Oh servidor apóstol, llenos de confianza, en ti esperamos!
¡Bendito San Judas, refugio de los cristianos y esperanza de los desesperados!
¡Bendito San Judas, agua viva que refresca la sed del evangelio!
¡Bendito San Judas, auxilio de los necesitados!
La iglesia y los sacerdotes confiados en ti esperamos, que tu intersección se presente como nuestra salvación, te lo rogamos, óyenos,
Que la Santidad del Papa y la unidad de nuestros hermanos, sea por tu intersección, llevadas a los pies del creador, te rogamos óyenos,
Que la fe sea la luz que alumbra el camino de los paganos y pecadores, te rogamos óyenos,
Que la caridad, esperanza y generosidad, abunden a nuestro alrededor, te rogamos óyenos,
Aleja de nosotros las tentaciones, los malos pensamientos y las acechanzas del maligno, te rogamos óyenos,
Defiéndenos en el momento de nuestra muerte, que huyan de ti el demonio y los malvados, te rogamos óyenos.
Intercede por nosotros para que al morir tengamos tiempo de arrepentirnos y que el pecado nos sea perdonado, escucha nuestro clamor,
Intercede por nosotros, para que en el juicio final sea favorable para nuestra salvación, escucha nuestro clamor,
Intercede por nosotros, para que seamos dignos de entrar al cielo y disfrutar de la compañía y la presencia de Dios, escucha nuestro clamor.
Cordero de Dios, ten piedad de nosotros,
Cordero de Dios, ruega por nosotros,
Cordero de Dios, perdónanos Señor.
Que nuestra oración sea de vuestro agrado, ¡Oh San Judas Tadeo! Te lo suplicamos, tú que al lado de Dios estas, acude prontamente a nuestro favor. Amén.
Concluyendo las letanías podemos reforzar nuestra petición rezando dos Padre Nuestro y en silencio meditamos la muerte de Nuestro Padre, pidiéndole perdón y rogando nos escuche.