Oración para antes de acostarse

Estamos llamados a la conversión, a empezar una vida nueva en Cristo Jesús, a no dejar que el materialismo, la tecnología y las cosas del mundo en general sean nuestros dioses, a entender que podemos disfrutar de todo cuanto tenemos, pues son regalos de Dios y fruto de nuestro trabajo, pero sin descuidar nuestro crecimiento espiritual.

Y es que hoy en día nos cuesta trabajo sacar unos segundos para dirigir una oración a Dios, poco nos preocupamos por buscar la redención, y no podemos seguir en este camino errado, es prudente empezar el día y una oración de la noche. De esta manera estar en constante comunicación con Dios y permitir que nuestra fe en él se acreciente.

A continuación la Oración para antes de acostarse:

Mi amado Señor, mi eterno Dios, te alabo y te glorifico, a ti todo el honor y toda la gloria,

En ti tengo puestas todas mis esperanzas, en ti confió, en ti espero y a ti te busco,

Tu mi Señor, no te cansas de levantarme, me tiendes tu mano santa, me cuidas y me proteges,

Gran y único Dios, gran dador de vida y Espíritu de  gozo, alabado y bendecido por siempre.

 

(En este momento reflexionamos y hacemos un acto de conciencia, pidiendo perdón por nuestros pecados y haciendo un firme propósito de cambiar)

 

Piedad Señor Piedad, reconozco que te he fallado, cuanto me arrepiento porque sé que con mi proceder cada espina de la corona que tenías en la cabeza el día de tu crucifixión por darnos la salvación, yo te la vuelvo a colocar. Sé que mis ofensas son otro dolor infinito que llega al fondo de tu corazón, me arrepiento y te suplico me perdones y me ayudes a caminar por donde tu luz se refleje. Amén.

Oración para dar gracias

¡Oh mi Señor qué grata es  tu presencia!, te agradezco porque sé que me escuchas, te doy gracias por tu infinita misericordia, te agradezco porque me amas, porque me cuidas, porque a tu lado no me falta nada. Gracias infinitas, gracias te amo y te reconozco como mi Dios, a ti quiero seguirte, no quiero apartarme más de ti, tómame y no me sueltes. Amén.

 

Concluimos nuestra oración rezando muy lentamente el Padre Nuestro, dando honor y gloria a Cristo Redentor.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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