La figura del pastor para los cristianos

Existe una parábola muy importante, contada por Jesús, en la cual relata que, había un pastor que contaba con 100 ovejas. Un día, una de ellas, deja el rebaño y se pierde. El buen pastor deja a las 99 en el redil y va a buscar a la oveja perdida; herida, mal nutrida y sin saber qué hacer, el buen pastor consigue a su oveja perdida, le cura las heridas, la sube a sus hombros y la lleva cargada hasta donde se encuentra su rebaño. Jesús además explica que, las ovejas del redil atienden sólo el llamado de su pastor puesto que reconocen su voz.

Explicación moral

Como podrá observarse, el pastor es Jesús, quien misericordiosamente deja todo, para salvar a su oveja perdida. ¿Le importa todo el rebaño? Por supuesto, pero en este relato resalta el valor que tiene no dejar morir a su oveja, aun teniendo muchas más. La compasión de Jesús no conoce límites y sin temer perder a las otras, busca a la que se ha separado.

 

Así somos los cristianos: aunque pequemos y nos separemos de la comunidad cristiana, Jesús saldrá a buscarnos para sanar nuestras heridas espirituales y devolvernos a donde somos, a su iglesia.

El pastor

Jesús deja marcada una jerarquía eclesial cuando nombra a Simón como Cefas o Pedro, y le explica que sobre esa piedra edificará su iglesia. Pedro fue el primer Papa, el primer pastor que deja Jesús para guiar su rebaño.

 

Como Pedro no podía abarcar el conocimiento de todos los asuntos de las diferentes comunidades, surgieron las figuras de otros ministros de la palabra y los sacramentos para poder atender las necesidades particulares de cada grupo de cristianos. Actualmente, aunque sean grupos de cristianos evangélicos, luteranos, pentecostales o católicos, entre otros, cada iglesia cuenta con un pastor que tiene esa misión: recuperar a las ovejas perdidas y devolverlas al redil.


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