Hoy se conmemora la obra de San Juan XXIII, amado y memorable papa cuyo servicio como santo pontífice destacaba por su particular sonrisa y tranquila naturaleza, realizando reuniones de gran relevancia al traer a todos los ocupantes de cargos superiores en la iglesia y trabajar con mayor fuerza en la unión de las comunidades. En vida, el papa San Juan XXIII pidió continuamente por el servicio de pastoreo en la iglesia, rogando que este protegiera a todos los hijos del Señor.
Nacido en el año 1.881, en Italia, fue un niño bendecido desde su llegada al mundo, notando sus padres la gracia de su ser y solicitando ese mismo dia la honra del bautizo. Creciendo en un ambiente de amor y armonía religiosa, fue natural para el joven conocer con mayor profundidad al Señor y desear entregar su vida sirviendo a Cristo, tomando con facilidad el cargo de sacerdote a sus veinticinco años de edad, destacando y llamando la atención del actual pontífice Benedicto XV.
La necesidad colaborativa de San Juan XXIII
Llamado por el papa Benedicto XV, el humilde y alegre sacerdote recibiría la invitación para trabajar como presidente y representante de Italia en un consejo destinado a las obras de fe a nivel mundial, aportando nuevamente una perspectiva fresca que traería renovaciones en la estructura de la iglesia. Durante el estallido de la segunda guerra mundial, San Juan XXIII colaboro de forma exhaustiva, protegiendo hermanos judíos y asistiendo a los prisioneros de guerra.
El ascenso y el llamado del sumo pontífice
Con la partida del papa Benedicto XV, un fortalecido Juan fue llamado a tomar el cargo, sirviendo como sumo pontífice durante cinco años donde destacaría su huella en la santa sede, convocando al famoso concilio del vaticano II, preparando nuevas normativas y ordenes en la iglesia que traerían oportunidades para los pueblos, invitando a la simpleza de los católicos. Finalmente, San Juan XXIII partió en el año 1.963, siendo santificado por el papa Francisco en el año 2.014.
