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Evangelio del día 13-10-2018, el Evangelio de hoy

EVANGELIO DEL SÁBADO, 13 DE OCTUBRE DE 2018:

Conoce el evangelio del día, evangelio de hoy 13 de Octubre del 2018: Primera lectura, el salmo y el evangelio o palabra de Dios.

PRIMERA LECTURA

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS GÁLATAS 3, 22-29

Pero, de hecho, la Ley escrita sometió todo al pecado, para que la promesa se cumpla en aquellos que creen, gracias a la fe en Jesucristo.

Antes que llegara la fe, estábamos cautivos bajo la custodia de la Ley, en espera de la fe que debía ser revelada.

Así, la Ley nos sirvió de guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe.

 Y ahora que ha llegado la fe, no necesitamos más de un guía.

Porque todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, ya que todos ustedes, que fueron bautizados en Cristo, han sido revestidos de Cristo.

Por lo tanto, ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer, porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús.

Y si ustedes pertenecen a Cristo, entonces son descendientes de Abraham, herederos en virtud de la promesa.

SALMO

SALMO 104

 Bendice al Señor, alma mía:

¡Señor, Dios mío, qué grande eres!

Estás vestido de esplendor y majestad

y te envuelves con un manto de luz.

Tú extendiste el cielo como un toldo

y construiste tu mansión sobre las aguas.

Las nubes te sirven de carruaje

y avanzas en alas del viento.

Usas como mensajeros a los vientos,

y a los relámpagos, como ministros.

Afirmaste la tierra sobre sus cimientos:

¡no se moverá jamás!

El océano la cubría como un manto,

las aguas tapaban las montañas;

pero tú las amenazaste y huyeron,

escaparon ante el fragor del trueno.

Subieron a las montañas,

bajaron por los valles,

hasta el lugar que les habías señalado:

les fijaste un límite que no pasarán,

ya no volverán a cubrir la tierra.

Haces brotar fuentes en los valles,

y corren sus aguas por las quebradas.

Allí beben los animales del campo,

los asnos salvajes apagan su sed.

Las aves del cielo habitan junto a ellas

y hacen oír su canto entre las ramas.

Desde lo alto riegas las montañas,

y la tierra se sacia con el fruto de tus obras.

Haces brotar la hierba para el ganado

y las plantas que el hombre cultiva,

para sacar de la tierra el pan

y el vino que alegra el corazón del hombre,

para que él haga brillar su rostro con el aceite

y el pan reconforte su corazón.

Se llenan de savia los árboles del Señor,

los cedros del Líbano que él plantó;

allí ponen su nido los pájaros,

la cigüeña tiene su casa en los abetos;

los altos peñascos son para las cabras,

y en las rocas se refugian los erizos.

Hiciste la luna para medir el tiempo,

señalaste el sol el momento de su ocaso;

mandas la oscuridad, y cae la noche:

entonces rondan las fieras de la selva

y los cachorros rugen por la presa,

pidiendo a Dios su alimento.

Haces brillar el sol y se retiran,

van a echarse en sus guardias:

entonces sale el hombre a trabajar,

a cumplir su jornada hasta la tarde.

¡Qué variadas son tus obras, Señor!

¡Todo lo hiciste con sabiduría,

la tierra está llena de tus criaturas!

Allí está el mar, grande y dilatado,

donde se agitan, en número incontable,

animales grandes y pequeños.

Por él transitan las naves, y ese Leviatán

que tú formaste para jugar con él

Todos esperan de ti

que les des la comida a su tiempo:

se la das, y ellos la recogen;

abres tu mano, y quedan saciados.

Si escondes tu rostro, se espantan;

si les quitas el aliento, expiran y vuelven al polvo.

Si envías tu aliento, son creados,

y renuevas la superficie de la tierra.

¡Gloria al Señor para siempre,

alégrese el Señor por sus obras!

El mira, y la tierra se estremece;

 toca las montañas, y echan humo.

Cantaré al Señor toda mi vida;

mientras yo exista, celebraré a mi Dios:

que mi canto le sea agradable,

y yo me alegraré en el Señor.

Que los pecadores desaparezcan de la tierra

y los malvados ya no existan más.

¡Bendice al Señor, alma mía!

Explicación del salmo 104

EVANGELIO DEL DÍA

SAN LUCAS 11, 27-28

Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: «¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!».

Jesús le respondió: «Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican».


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