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Evangelio del día 19-01-2017, el Evangelio de hoy

Evangelio del Viernes, 19 de Enero de 2018:

Conoce el evangelio del día, evangelio de hoy 19 de Enero del 2018: Primera lectura, el salmo y el evangelio o palabra de Dios.

Primera lectura

Primer libro de Samuel 24, 3-21

Entonces reunió a tres mil hombres seleccionados entre todo Israel y partió en busca de David y sus hombres, hacia las Peñas de las Cabras salvajes.

Al llegar a los corrales de ovejas que están junto al camino, donde había una cueva, Saúl entró a hacer sus necesidades. En el fondo de la cueva, estaban sentados David y sus hombres.

Ellos le dijeron: «Este es el día en que el Señor te dice: «Yo pongo a tu enemigo en tus manos; tú lo tratarás como mejor te parezca»». Entonces David se levantó y cortó sigilosamente el borde del manto de Saúl.

Pero después le remordió la conciencia, por haber cortado el borde del manto de Saúl,

y dijo a sus hombres: «¡Dios me libre de hacer semejante cosa a mi señor, el ungido del Señor! ¡No extenderé mi mano contra él, porque es el ungido del Señor!».

Con estas palabras, David retuvo a sus hombres y no dejó que se abalanzaran sobre Saúl. Así Saúl abandonó la cueva y siguió su camino.

La recriminación de David a Saúl

Después de esto, David se levantó, salió de la cueva y gritó detrás de Saúl: «¡Mi señor, el rey!». Saúl miró hacia atrDavid, iclinándose con el rostro en tierra, se postró

y le dijo: «¿Por qué haces caso a los rumores de la gente, cuando dicen que David busca tu ruina?

Hoy has visto con tus propios ojos que el Señor te puso en mis manos dentro de la cueva. Aquí se habló de matarte, pero yo tuve compasión de ti y dije: «No extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido del Señor».

¡Mira, padre mío, sí, mira en mi mano el borde de tu manto! Si yo corté el borde de tu manto y no te maté, tienes que comprender que no hay en mí ni perfidia ni rebeldía, y que no he pecado contra ti. ¡Eres tú el que me acechas para quitarme la vida!

Que el Señor juzgue entre tú y yo, y que él me vengue de ti. Pero mi mano no se alzará contra ti.

«La maldad engendra maldad», dice el viejo refrán. Pero yo no alzaré mi mano contra ti.

¿Detrás de quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién estás persiguiendo? ¡A un perro muerto! ¡A una pulga!

¡Que el Señor sea el árbitro y juzgue entre tú y yo; que él examine y defienda mi causa, y me haga justicia, librándome de tu mano!».

Cuando David terminó de dirigir estas palabras a Saúl, este exclamó: «¿No es esa tu voz, hijo mío, David?», y prorrumpió en sollozos.

Luego dijo a David: «La justicia está de tu parte, no de la mía. Porque tú me has tratado bien y yo te he tratado mal.

Hoy sí que has demostrado tu bondad para conmigo, porque el Señor me puso en tus manos y tú no me mataste.

Cuando alguien encuentra a su enemigo, ¿lo deja seguir su camino tranquilamente? ¡Que el Señor te recompense por el bien que me has hecho hoy!

Ahora sé muy bien que tú serás rey y que la realeza sobre Israel se mantendrá firme en tus manos.

Salmo

Salmo 56

 Del maestro de coro. Según la melodía de «La paloma de los dioses lejanos». De David. Mictán. Cuando los filisteos se apoderaron de él en Gat.

Ten piedad de mí, Señor, porque me asedian,

todo el día me combaten y me oprimen:

mis enemigos me asedian sin cesar,

son muchos los que combaten contra mí.

Cuando me asalta el temor,

yo pongo mi confianza en ti, Dios Altísimo;

confío en Dios y alabo su Palabra,

confío en él y ya no temo:

¿qué puede hacerme un simple mortal?

Me afligen constantemente con sus palabras,

sólo piensan en hacerme daño;

conspiran, se esconden y siguen mis rastros,

esperando la ocasión de quitarme la vida.

¿Podrán librarse a pesar de su maldad?

¡Derriba a esa gente, Dios mío, con tu enojo!

Tú has anotado los pasos de mi destierro;

recoge mis lágrimas en tu odre:

¿acaso no está todo registrado en tu Libro?

Mis enemigos retrocederán cuando te invoque.

Yo sé muy bien que Dios está de mi parte;

confío en Dios y alabo su palabra;

confío en él y ya no temo:

¿qué pueden hacerme los hombres?

Debo cumplir, Dios mío, los votos que te hice:

te ofreceré sacrificios de alabanza,

porque tú libraste mi vida de la muerte

y mis pies de la caída,

para que camine delante de Dios

en la luz de la vida.

Explicación del salmo 56

Evangelio del día

San Marcos 3, 13-19

Después subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él,

y Jesús instituyó a doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar

con el poder de expulsar a los demonios.

Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro;

Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno;

luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo,

y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.

evangelio del dia


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