Hoy se celebra la memoria de San Bernardo Calbó, respetado compañero religioso, cuya obra inicio durante sus años ajenos a la voluntad del Señor, sirviendo al pueblo como honorable juez hasta encontrar un camino de honra católica, la cual le permitió renovarse espiritualmente y atraer a otros hacia el catolicismo, encargándose de guiar con pasión y elocuencia a nuevos creyentes. San Bernardo fue reconocido por defender la voluntad de Cristo ante las tentaciones paganas.
Son múltiples los historiadores que han investigado la vida inicial de San Bernardo Calbó, y pese a los vacíos, se le reconoce a partir de su adolescencia, siendo un joven impresionado por el poder de las leyes y sintiendo gran atracción por la justicia. Formado como profesional en leyes, realiza notables casos y absuelve a personas con un criterio neutral. Con los años, el trabajo como juez le trajo riquezas y abundantes placeres, sin embargo, su vida tendría un giro por obra del Señor.
El giro espiritual de San Bernardo Calbó
Las comodidades y el prestigio que gozaba San Bernardo le satisfacían y llenaban de orgullo, pero una parte de su espíritu deseaba hallar una mayor realización. Tras sufrir una experiencia cercana a la muerte, donde tenía su testamento finalizado, Bernardo recibe una intervención milagrosa que le ilumina, haciendo que abandone los lujos anteriores y se convierta en religioso noble y honesto, sirviendo ante la iglesia hasta convertirse en abad, siendo elogiado por el papa Gregorio IX.
Las recompensas del trabajo honesto
Gregorio IX notaria la pasión del santo, enviándole a cumplir en diversas misiones de renovación y renovación para cleros espirituales. Durante el resto de sus años en vida, San Bernardo Calbó visita monasterios y donde quiera que fuese, se ganaba el corazón de los creyentes e incluso, obtuvo una merecida compensación por parte de la realeza, dinero que empleo en caridad y mejoras para su amada iglesia. Partiendo en el año 1.243, siendo canonizado por su culto local en el año 1.389.
