Hoy se conmemora la obra del Beato Luis María Monti, cuyas acciones como laico fueron en contra de las normativas en bien de los hijos de la congregación María Inmaculada, obteniendo el control total de dicha comunidad para servir a los necesitados y pobres, al tiempo que preparaba la ayuda cristiana hacia los huérfanos, enfermos e incluso la preparación de cursos que mejoraban la formación académica de la juventud.
Nacido en el año 1.825, en Italia, quedando huérfano a sus doce años de edad se vio en la necesidad de trabajar como carpintero mientras mostraba gran pasión por el cuidado de sus compañeros y cualidades naturales de líder. El atractivo del joven formaría una pequeña agrupación de artesanos y campesinos de su edad, los cuales se reunían para preparar oraciones, ganando gran popularidad en su pueblo.
El crecimiento espiritual del Beato Luis María Monti
Inspirado por sus compañeros, el joven Luis formalizaría su conexión con el Señor al tomar votos en el año 1.841, buscando además la confirmación de su grupo de jóvenes oradores, pero encontrando dificultades en el camino, como las acusaciones de conspirar contra las órdenes religiosas y siendo encarcelado injustamente, sin embargo, el Señor intervendría y saldría sin cargo alguno, ingresando a nuevas compañías como novicio e interesándose en la enfermería.
La resistencia del hermano ante las dificultades
Con intención de cuidar a los enfermos, el futuro beato continuaba en su búsqueda del verdadero apoyo hacia el prójimo, siendo iluminado una noche por Jesús y María, quienes le guiarían y avisarían de las austeridades que sufriría hasta lograr la fundación de su propia congregación oficial, obteniendo el apoyo del sumo pontífice para cuidar a los enfermos hasta fallecer en el año 1.900, ganando la canonización en el año 2.003, por Juan Pablo II.
