San Bernardo de Teramo fue un obispo italiano considerado como el Patrón de Teramo y venerado como santo por la Iglesia Católica.
Un joven noble
Nació a mediados del siglo IX en las tierras de Isola del Gran Sasso d’Italia, que es un municipio de la provincia de Teramo en Italia, en una familia noble de apellido Pagliara, que procedían del castillo ubicado en ese lugar.
Sus padres eran condes poderosos en tierras, y también eran buenos en santidad, por lo que San Bernardo desarrolló su vocación religiosa en una abadía benedictina que quedaba cerca del castillo.
Ingresó muy joven al monasterio Montecassino, donde se ordenó sacerdote y soñaba con lograr la perfección. Por eso solicitó ser enviado al monasterio de San Giovanni in Venere ya que allí al parecer había un mayor recogimiento.
Obispado
Cuando en el año 1115 muere el obispo Uberto de la diócesis de Teramo-Atri, San Bernardo fue el digno sucesor en virtud de la fama de santidad que tenía.
Durante su mandato episcopal, San Bernardo se caracterizó por haber donado todos sus bienes a la iglesia, por tener un gran celo pastoral y su amor a la reforma.
Sus servicios los dirigió al socorro de los pobres, así como también a lograr la paz entre las distintas facciones que sacudían Teramo.
Se caracterizó por ser un obispo muy sencillo y por demostrar una profunda piedad religiosa, así como su caridad desbordada hacia los pobres y los más necesitados.
Tras haber ejercido su obispado por siete años, San Bernardo murió el 19 de diciembre de 1122 en Teramo, y fue sucedido por el obispo Sassone.
La iglesia de la diócesis donde perteneció San Bernardo sigue festejando a este santo hasta el día de hoy, y sus restos reposan en una capilla dedicada a él ubicada en la Catedral de Teramo.
