San Adriano III fue un pontífice y santo de la Iglesia Católica Apostólica Romana que ejerció sus funciones entre el 884 y el 885. Fue el Papa número 109 de la línea sucesoria de santos pontífices de la iglesia.
Muy poco sabemos, a día de hoy, de su lugar y fecha de nacimiento, o de su verdadero nombre. Los nombres bajo los cuales son recordados muchos pontífices son los que escogen, y debido al pasar del tiempo, mucha información se perdió con las eras.
Sin embargo, se sabe que este santo fue uno de aquellos que más empeño puso en la reconciliación entre las iglesias cristianas de oriente y occidente. El pontificado de San Adriano III no pudo verse en medio de una situación menos complicada; ya por entonces, Roma y el continente se vieron envueltos en importantes conflictos. Conflictos que, por supuesto, incluían los intereses religiosos y políticos de su tiempo.
En aquel momento, San Adriano III adopta como “hijo espiritual” al rey Carloman de Francia. Asimismo, hizo cuanto pudo para imponer límites al obispo de Nimes, quien ocasionaba tamaña cantidad de problemas a los monjes de Saint Giles. Fue también un pontífice sumamente dispuesto a repartir justicia allí donde la cristiandad tuviese alcance. Castigó con severidad a cortesanos como Jorge de Aventino y la ex esposa de otro noble debido a los crímenes que se les imputaron en su momento (como lo fue el asesinato).
Durante su pontificado, San Adriano III procuró atender las necesidades del pueblo de Roma, que en aquel tiempo atravesó una severa hambruna. Su trabajo fue, empero, inconcluso; en un viaje que hizo por invitación del emperador Carlos El Gordo, Adriano III muere en Módena, lugar donde se le rinde culto desde entonces.
Muere en Julio o Septiembre del año 885 de nuestra era. Su canonización se da en 1891.
