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Evangelio del día 18-01-2019, el Evangelio de hoy

EVANGELIO DEL VIERNES, 18 DE ENERO DE 2019:

Conoce el evangelio del día, evangelio de hoy 18 de Enero del 2019: Primera lectura, el salmo y el evangelio o palabra de Dios.

PRIMERA LECTURA

LECTURA DE LA CARTA A LOS HEBREOS 4, 1-5; 11

Temamos, entonces, mientras permanece en vigor la promesa de entrar en el Reposo de Dios, no sea que alguno de ustedes se vea excluido.
Porque también nosotros, como ellos, hemos recibido una buena noticia; pero la Palabra que ellos oyeron no les sirvió de nada, porque no se unieron por la fe a aquellos que la aceptaron.
Nosotros, en cambio, los que hemos creído, vamos hacia aquel Reposo del cual se dijo: «Entonces juré en mi indignación: Jamás entrarán en mi Reposo». En realidad, las obras de Dio estaban concluidas desde la creación del mundo, ya que en cierto pasaje se dice acerca del séptimo día de la creación: Y Dios descansó de todas sus obras en el séptimo día; y en este, a su vez, se dice: Jamás entrarán en mi Reposo.

Esforcémonos, entonces, por entrar en ese Reposo, a fin de que nadie caiga imitando aquel ejemplo de desobediencia.

SALMO

SALMO 77

A ti, Señor, elevo mi alma,
Dios mío, yo pongo en ti mi confianza;
¡que no tenga que avergonzarme
ni se rían de mí mis enemigos!
Ninguno de los que esperan en ti
tendrá que avergonzarse:
se avergonzarán los que traicionan en vano.
Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador,
y yo espero en ti todo el día.
Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor,
porque son eternos.
No recuerdes los pecados ni las rebeldías de mi juventud:
por tu bondad, Señor, acuérdate de mi según tu fidelidad.
El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres.
Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad,
para los que observan los preceptos de su alianza.
¡Por el honor de tu Nombre, Señor,
perdona mi culpa, aunque es muy grande!
¿Hay alguien que teme al Señor?
El le indicará el camino que debe elegir:
su alma descansará feliz
y su descendencia poseerá la tierra.
El Señor da su amistad a los que lo temen
y les hace conocer su alianza.
Mis ojos están siempre fijos en el Señor,
porque él sacará mis pies de la trampa.
Mírame, Señor, y ten piedad de mí,
porque estoy solo y afligido:
alivia las angustias de mi corazón,
y sácame de mis tribulaciones.
Mira mi aflicción y mis fatigas,
y perdona todos mis pecados.
Mira qué numerosos son mis enemigos
y qué violento es el odio que me tienen.
Defiende mi vida y líbrame:
que no me avergüence de haber confiado en ti;
la integridad y la rectitud me protegen,
porque yo espero en ti, Señor.
Salva, Dios mío, a Israel
de todas sus angustias.
Explicación del salmo 77

EVANGELIO DEL DÍA

SAN MARCOS 2, 1-12

Unos días después, Jesús volvió a Cafarnaúm y se difundió la noticia de que estaba en la casa.

Se reunió tanta gente, que no había más lugar ni siguiera delante de la puerta, y él les anunciaba la Palabra.

Le trajeron entonces a un paralítico, llevándolo entre cuatro hombres.

Y como no podían acercarlo a él, a causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba, y haciendo un agujero descolgaron la camilla con el paralítico.

Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: «Hijo, tus pecados te son perdonados».

Unos escribas que estaban sentados allí pensaban en su interior:

«¿Qué está diciendo este hombre? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?

Jesús, advirtiendo en seguida que pensaban así, les dijo: «¿Qué están pensando?

¿Qué es más fácil, decir al paralítico: «Tus pecados te son perdonados», o «Levántate, toma tu camilla y camina»?

Para que ustedes sepan que el Hijo de hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados–dijo al paralítico– yo te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa».

El se levantó en seguida, tomó su camilla y salió a la vista de todos. La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: «Nunca hemos visto nada igual».


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