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Evangelio del día 18-05-2018, el Evangelio de hoy

EVANGELIO DEL VIERNES, 18 DE MAYO DE 2018:

Conoce el evangelio del día, evangelio de hoy 18 de Mayo del 2018: Primera lectura, el salmo y el evangelio o palabra de Dios.

PRIMERA LECTURA

LECTURA DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES  25, 13-21

Algunos días más tarde, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea y fueron a saludar a Festo.

Como ellos permanecieron varios días, Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: «Félix ha dejado a un prisionero, y durante mi estadía en Jerusalén, los sumos sacerdotes y los ancianos de los judíos, presentaron quejas pidiendo su condena.

Yo les respondí que los romanos no tienen la costumbre de entregar a un hombre antes de enfrentarlo con sus acusadores y darle la oportunidad de defenderse.

Ellos vinieron aquí, y sin ninguna demora, me senté en el tribunal e hice comparecer a ese hombre al día siguiente.

Pero cuando se presentaron los acusadores, estos no alegaron contra él ninguno de los cargos que yo sospechaba.

Lo que había entre ellos eran no sé qué discusiones sobre su religión, y sobre un tal Jesús que murió y que Pablo asegura que vive.

No sabiendo bien qué partido tomar en un asunto de esta índole le pregunté a Pablo si quería ir a Jerusalén para ser juzgado allí.

Pero como este apeló al juicio de Su Majestad imperial, yo ordené que lo dejaran bajo custodia hasta que lo enviara al Emperador».

SALMO

SALMO 10

¿Por qué te quedas lejos, Señor,

y te ocultas en los momentos de peligro?

El pobre se consume por la soberbia del malvado

y queda envuelto en las intrigas tramadas contra él.

Porque el malvado se jacta de su ambición,

el codicioso blasfema y menosprecia al Señor;

el impío exclama en el colmo de su arrogancia:

«No hay ningún Dios que me pida cuenta».

Esto es lo único que piensa.

Sus caminos prosperan constantemente;

tus juicios, allá arriba, lo tienen sin cuidado;

elimina de un soplo a todos sus rivales

y se dice a sí mismo: No vacilaré,

seré siempre feliz, no tendré contrariedades».

Su boca está llena de maldiciones, de engaños y de violencias;

detrás de sus palabras hay malicia y opresión;

se pone al acecho en los poblados

y mata al inocente en lugares ocultos.

Sus ojos espían a los débiles;

acecha ocultamente como el león en su guarida;

se agazapa para atrapar al pobre,

y lo atrapa arrastrándolo en sus redes.

Espía, se inclina, se dobla,

y cae sobre el débil con todas sus fuerzas.

Luego piensa: «Dios lo olvida;

aparta su rostro y nunca ve nada».

¡Levántate, Señor Dios, alza tu mano,

no te olvides de los pobres!

¿Por qué el malvado desprecia a Dios,

pensando que tú no pides cuenta?

Pero tú lo estás viendo:

tú consideras los trabajos y el dolor,

para tomarlos en tus propias manos.

El débil se encomienda a ti;

tú eres el protector del huérfano.

¡Quiebra el brazo del malvado y del impío,

castiga su malicia y no subsistirá!

El Señor reina para siempre

y los paganos desaparecerán de la tierra.

Tú, Señor, escuchas los deseos de los pobres,

los reconfortas y les prestas atención.

Tú haces justicia al huérfano y al oprimido:

¡que el hombre hecho de tierra no infunda más temor!

Explicación del salmo 10

EVANGELIO DEL DÍA

 SAN JUAN 21, 15-19

Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». El le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos».

Le volvió a decir por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». El le respondió: «Sí, Señor, saber que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas».

Le preguntó por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas.

Te aseguro que cuando eras joven tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras».

De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: «Sígueme».


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