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Evangelio del día 28-03-2018, el Evangelio de hoy

EVANGELIO DEL MIÉRCOLES, 28 DE MARZO DE 2018:

Conoce el evangelio del día, evangelio de hoy 28 de Marzo del 2018: Primera lectura, el salmo y el evangelio o palabra de Dios.

PRIMERA LECTURA

LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS 50, 4-9a

El mismo Señor me ha dado una lengua de discípulo, para que yo sepa reconfortar al fatigado con una palabra de aliento. Cada mañana, él despierta mi oído para que yo escuche como un discípulo.

El Señor abrió mi oído y yo no me resistí ni me volví atrás.

Ofrecí mi espalda a los que golpeaban y mis mejillas, a los que me arrancaban la barba; no retiré mi rostro cuando me ultrajaban y escupían.

Pero el Señor viene en mi ayuda: por eso, no quedé confundido; por eso, endurecí mi rostro como el pedernal, y sé muy bien que no seré defraudado.

Está cerca el que me hace justicia: ¿quién me va a procesar? ¡Comparezcamos todos juntos! ¿Quién será mi adversario en el juicio? ¡Que se acerque hasta mí!

Sí, el Señor viene en mi ayuda: ¿quién me va a condenar?

SALMO

SALMO 68

Del maestro de coro. De David. Salmo. Canto.

¡Se alza Dios!

Sus enemigos se dispersan

y sus adversarios huyen delante de él.

Tú los disipas como se disipa el humo;

como se derrite la cera ante el fuego,

así desaparecen los impíos ante Dios.

Pero los justos se regocijan,

gritan de gozo delante de Dios

y se llenan de alegría.

¡Canten a Dios,

entonen un himno a su Nombre!

¡Abranle paso al que cabalga sobre las nubes!

Su Nombre es «el Señor»:

¡griten de alegría en su presencia!

Dios en su santa Morada

es padre de los huérfanos y defensor de las viudas:

él instala en un hogar a los solitarios

y hace salir con felicidad a los cautivos,

mientras los rebeldes habitan en un lugar desolado.

Oh Dios, cuando saliste al frente de tu pueblo,

cuando avanzabas por el desierto,

tembló la tierra y el cielo dejó caer su lluvia,

delante de Dios –el del Sinaí–,

delante de Dios, el Dios de Israel.

Tú derramaste una lluvia generosa, Señor:

tu herencia estaba exhausta y tú la reconfortaste;

allí es estableció tu familia,

y tú, Señor, la afianzarás

por tu bondad para con el pobre.

El Señor pronuncia una palabra

y una legión de mensajeros anuncia la noticia:

«Huyen los reyes, huyen con sus ejércitos,

y te repartes como botín los adornos de un palacio.

¡No se queden recostados entre los rebaños!

Las alas de la Paloma están recubiertas de plata,

y su plumaje, de oro resplandeciente»

Cuando el Todopoderoso dispersó a los reyes,

caía la nieve sobre el Monte Umbrío.

¡Montañas divinas, montañas de Basán,

montañas escarpadas, montañas de Basán!

¿Por qué miran con envidia, montañas escarpadas,

a la Montaña que Dios prefirió como Morada?

¡Allí el Señor habitará para siempre!

Los carros de guerra de Dios

son dos miríadas de escuadrones relucientes;

¡el Señor está en medio de ellos,

el Sinaí está en el Santuario!

Subiste a la altura llevando cautivos,

recogiste dones entre los hombres

–incluso entre los rebeldes–

cuando te estableciste allí, Señor Dios.

¡Bendito sea el Señor, el Dios de nuestra salvación!

El carga con nosotros día tras día;

él es el Dios que nos salva

y nos hace escapar de la muerte.

Sí, Dios aplastará la cabeza de sus enemigos,

el cráneo de los que se obstinan en sus delitos.

Dice el Señor: «Los traeré de Basan,

los traeré desde los abismos del mar,

para que hundas tus pies en la sangre del enemigo

y la lengua de tus perros también tenga su parte».

Ya apareció tu cortejo, Señor,

el cortejo de mi Rey y mi Dios hacia el Santuario:

los cantores van al frente, los músicos, detrás;

las jóvenes, en medio, van tocando el tamboril.

¡Bendigan al Señor en medio de la asamblea!

¡Bendigan al Señor desde la fuente de Israel!

Allí Benjamín, el más pequeño, abre la marcha

con los príncipes de Judá, vestidos de brocado,

y con los príncipes de Zabulón

y los príncipes de Neftalí.

Tu Dios ha desplegado tu poder:

¡sé fuerte, Dios, tú que has actuado por nosotros!

A causa de tu Templo, que está en Jerusalén,

los reyes te presentarán tributo.

Reprime a la Fiera de los juncos,

al tropel de los toros y terneros:

que esos pueblos se rindan a tus pies,

trayendo lingotes de oro.

El Señor dispersó a los pueblos guerreros;

telas preciosas llegan de Egipto

y Etiopía, con sus propias manos,

presenta sus dones a Dios.

¡Canten al Señor, reinos de la tierra,

entonen un himno a Dios,

al que cabalga por el cielo,

por el cielo antiquísimo!

El hace oír su voz poderosa,

¡reconozcan el poder de Dios!

Su majestad brilla sobre Israel

y su poder, sobre las nubes.

Tú eres temible, oh Dios, desde tus santuarios.

El Dios de Israel concede a su pueblo

el poder y la fuerza.

¡Bendito sea Dios!

Explicación del salmo 68

EVANGELIO DEL DÍA

 SAN MATEO 26, 14-25

Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: «¿Cuánto me darán si se lo entrego?». Y resolvieron darle treinta monedas de plata.

Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo.

El primer día de los Acimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: «¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?».

El respondió: «Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: «El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos».

Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.

Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: «Les aseguro que uno de ustedes me entregará».

Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: «¿Seré yo, Señor?».

El respondió: «El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar.

El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!».

Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: «¿Seré yo, Maestro?». «Tú lo has dicho», le respondió Jesús.


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