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Evangelio del día 17-01-2017, el Evangelio de hoy

Evangelio del Miércoles, 17 de Enero de 2018:

Conoce el evangelio del día, evangelio de hoy 17 de Enero del 2018: Primera lectura, el salmo y el evangelio o palabra de Dios.

Primera lectura

Primer libro de Samuel 17, 32-33. 37. 40-51

David dijo a Saúl: «No hay que desanimarse a causa de ese; tu servidor irá a luchar contra el filisteo».

Pero Saúl respondió a David: «Tú no puedes batirte con ese filisteo, porque no eres más que un muchacho, y él es un hombre de guerra desde su juventud».

Y David añadió: «El Señor, que me ha librado de las garras del león y del oso, también me librará de la mano de ese filisteo». Entonces Saúl dijo a David: «Ve, y que el Señor esté contigo».

Luego tomó en la mano su bastón, eligió en el torrente cinco piedras bien lisas, las puso en su bolsa de pastor, en la mochila, y con la honda en la mano avanzó hacia el filisteo.

El filisteo se fue acercando poco a poco a David, precedido de su escudero.

Y al fijar sus ojos en David, el filisteo lo despreció, porque vio que era apenas un muchacho, de tez clara y de buena presencia.

Entonces dijo a David: «¿Soy yo un perro para que vengas a mí armado de palos?». Y maldijo a David invocando a sus dioses.

Luego le dijo: «Ven aquí, y daré tu carne a los pájaros del cielo y a los animales del campo».

David replicó al filisteo: «Tú avanzas contra mí armado de espada, lanza y jabalina, pero yo voy hacia ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de las huestes de Israel, a quien tú has desafiado.

Hoy mismo el Señor te entregará en mis manos; yo te derrotaré, te cortaré la cabeza, y daré tu cadáver y los cadáveres del ejército filisteo a los pájaros del cielo y a los animales del campo. Así toda la tierra sabrá que hay un Dios para Israel.

Y toda esta asamblea reconocerá que el Señor da la victoria sin espada ni lanza. Porque esta es una guerra del Señor, y él los entregará en nuestras manos».

Cuando el filisteo se puso en movimiento y se acercó cada vez más para enfrentar a David, este enfiló velozmente en dirección al filisteo.

En seguida se metió la mano en su bolsa, sacó de ella una piedra y la arrojó con la honda, hiriendo al filisteo en la frente. La piedra se le clavó en la frente, y él cayó de bruces contra el suelo.

Así venció David al filisteo con la honda y una piedra; le asestó un golpe mortal, sin tener una espada en su mano.

David fue corriendo y se paró junto al filisteo; le agarró la espada, se la sacó de la vaina y lo mató, cortándole la cabeza. Al ver que su héroe estaba muerto, los filisteos huyeron.

Salmo

Salmo 143

Salmo de David.

Señor, escucha mi oración,

atiende a mi plegaria;

respóndeme, por tu fidelidad y tu justicia.

No llames a juicio a tu servidor,

porque ningún ser viviente es justo en tu presencia.

El enemigo me persiguió a muerte,

aplastó mi vida contra el suelo;

me introdujo en las tinieblas,

como a los muertos de hace muchos años.

El aliento se extingue en mi interior,

mi corazón desfallece en mi pecho.

Me acuerdo de los tiempos pasados,

medito todas tus acciones;

considero la obra de tus manos

y extiendo mis brazos hacia ti:

suspiro por ti como tierra reseca.

Respóndeme en seguida, Señor,

porque estoy sin aliento.

No me ocultes tu rostro,

para que yo no sea como los que bajan a la fosa.

Que yo experimente tu amor por la mañana,

porque confío en ti;

indícame el camino que debo seguir,

porque a ti elevo mi alma.

Líbrame, Señor, de mis enemigos,

porque me refugio en ti;

enséñame a hacer tu voluntad,

porque tú eres mi Dios.

Que tu espíritu bondadoso me conduzca

por una tierra llana.

Por amor de tu Nombre, Señor,

consérvame la vida.

Por tu justicia, sácame del peligro;

por tu fidelidad, destruye a mi enemigo;

aniquila a mis opresores,

porque yo soy tu servidor.

Explicación del salmo 143

Evangelio del día

San Marcos 3, 1-6

Jesús entró nuevamente en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada.

Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo curaba en sábado, con el fin de acusarlo.

Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: «Ven y colócate aquí delante».

Y les dijo: «¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?». Pero ellos callaron.

Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: «Extiende tu mano». El la extendió y su mano quedó curada.

Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con él.

evangelio del dia


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