San Pablo el ermitaño o San Pablo de Tebas, es el santo que celebramos el día 15 de enero. Fue un eremita egipcio, venerado por la iglesia católica y la iglesia copta como santo, además es considerado por la tradición dentro de los cristianos, como el primer ermitaño que existió.
Nace cerca de la ciudad egipcia de Tebas, en la época en que el imperio romano se dedicaba a perseguir injustamente a los cristianos. Se sabe que fue el primer santo que se retiró del mundo para vivir en soledad, en un lugar que estaba apartado de todo, para de esta forma, dedicarse completamente a la oración y meditación. Cuando la persecución llegó hacia donde él vivía, decidió huir para esconderse de ser capturado. Pero una persona llegaría a delatarlo, por lo que optó por escapar al desierto.
San Pablo de Tebas se refugia entonces en una cueva ubicada cerca de una palmera y de un ojo de agua. Las hojas de la palmera, le servían a diario de vestido, y sus dátiles le servirían de alimento, y la fuente fe agua, calmaba su sed. Según cuentan las leyendas, un cuervo le llevaba cada día medio pan cuando San Pablo el ermitaño no encontraba dátiles.
Decidió permanecer el resto de sus días en soledad, pues sentía que, de esta forma, podía mantener una mejor relación con Dios, por lo que dedicaría su vida a la penitencia y oración. Ya a sus 113 años de edad, después de haber pasado 90 años en soledad y orando, lo encontró San Antonio Abad, quien, si quiera conocerlo, había salido en su búsqueda.
Después de ese encuentro, San Antonio llegó a tener una visión de la muerte de San Pablo de Tebas. Para cuando regresó a buscarle, él ya había fallecido. Este santo ha inspirado a muchos a apartarse del mundo para de esta forma, dedicarse a la seriedad en la soledad, y buscar la satisfacción y la eterna salvación.
