San Juan José de la Cruz. Fue un sacerdote franciscano nacido en Isquia, Italia, cerca de Nápoles, el 15 de agosto de 1654. Su vida destacó por su bondad, austeridad y profesar la fe cristiana, al punto de atribuírsele el don de los milagros. Es el Santo que conmemoramos el 5 de marzo.
La vida de San Juan José de la Cruz estuvo plena de santidad, penitencia y oración, desde muy pequeño, cuando ingresó a la congregación en la cual dedicaría la mayor parte del tiempo a orar y practicar la bondad, la caridad como dotes cristianas, destacado su adoración a la virgen María, así como por su capacidad contemplativa.
Fue igualmente destacado San Juan José de la Cruz al haberle sido encomendada la tarea de dirigirse a Piedimonte de Afila en los Apeninos, con la misión de levantar y fundar un convento, encargo que cumplió a la perfección, ayudando incluso en las labores de albañilería, lo cual, indudablemente debilitó su salud, la cual mantenía a límite de agravarse, gracias a la cantidad de oraciones y su extremada fe cristiana y adoración a la Virgen Santísima.
Fue San Juan José de la Cruz, participante y encargado de llevar la constitución de la Reforma de los Observantes descalzos de Italia, de la cual fue ministro provincial. De igual modo fueron los prodigios y milagros atribuidos a San Juan José de la Cruz, en vida, como la curación de enfermos, así como el gozo celestial, la bilocación y el don de la profecía.
San Juan José de la Cruz, falleció a la edad de 80 años, el 5 de marzo de 1739, en la ciudad de Nápoles Italia, asegurando, quienes presenciaron su deceso, haber observado una aureola en su rostro, en señal de santidad. La vida de entrega cristiana de San Juan José de la Cruz se vio reconocida al acontecer su santidad, mediante canonización otorgada por el papa Gregorio XVI y sus restos santos, reposan en la Iglesia del convento de Santa Lucia del Monte en Nápoles.
