San Adriano de Nicomedia. Fue un mártir cristiano que vivió durante los últimos años de la terrible persecución que se dio en contra de los cristianos y cualquier persona que hablara de amor hacia Cristo o tuviera el valor de defender la fe cristiana en frente de los paganos. Es el santo que conmemoramos en el día 8 de septiembre.
Este hombre santo, en un principio, sería uno de los soldados romanos cuya misión era masacrar cristianos. Por tanto tiempo realizando esta detestable labor, San Adriano comenzó a sentir admiración por el valor y por cómo esos cristianos defendían tan apasionadamente su fe, y fue así como con el tiempo, San Adriano se convertiría en uno de ellos, razón por la cual, comenzó a presentar problemas con las órdenes que le mandaban.
Era cuestión de tiempo para que la fe de San Adriano llegara a oídos llenos de rencor, y fue entonces que el emperador Licinio ordena que Adriano sea perseguido, apresado y finalmente torturado. Su mujer, Natalia, quien es también santa, era cristiana desde mucho antes que San Adriano se convirtiera, y al enterarse de el arresto de su esposo, sentiría dolor profundo, pero a la vez, una gran alegría por el valor y la reciente conversión de su marido.
Su mujer iba a visitarlo constantemente para orar con él, además, oraban junto a los demás cristianos que habían sido apresados junto con Adriano. El día de su ejecución, se le habrían prohibido visitas unos meses antes.
Adriano muere en Nicomedia, torturado, maltratado y decapitado por ser fiel creyente de Cristo y por profesar su amor eterno hacia el mundo y hacia los hombres. Natalia tuvo la oportunidad de obtener sus reliquias y se marcharía a Constantinopla con ellas. Ella muere santamente, y se dice que sería enterrada junto a los otros mártires que murieron junto a Adriano. Actualmente, las reliquias de San Adriano se encuentran en la abadía que lleva su nombre, ubicada en Flandes.
