Santa María Francisca de las Cinco Llagas. El párroco de su iglesia, admiraba la memoria de la pequeña María para las oraciones del catecismo, por lo que le permitiría a los 8 años realizar su primera comunión. Esta es la santa celebrada el día 21 de marzo.
El padre de Santa María, la intentaría obligar a casarse con un hombre de clase rica, a lo que María Francisca confiesa que ella quiere dedicar su vida a Dios, y por lo dando, dedicarse virgen para él. Su padre, enfurecido, la encierra en una pieza, alimentándola únicamente con pan y agua por varios días. Durante este encierro, María Francisca aprovecharía para dedicarse a la oración, la meditación y la penitencia.
Su madre consigue que un padre franciscano los visite, y convence al padre de que su hija elija el camino espiritual, y es así como un 8 de septiembre del año 1731, la joven María Francisca recibe el hábito de Terciaria Franciscana.
María Francisca tuvo una vida misteriosa, llena de apariciones y visiones, incluso su padre intentaría utilizarla como “adivina” para ganar dinero a cuesta de ella, cosa que la santa se negaría a hacer y abandona la vivienda de su padre. Varias veces durante la oración, llegó a sufrir los dolores y heridas que padeció Jesús durante La Pasión, y se le conoce como “Santa María Francisca de las Cinco Llagas” pues las heridas de Cristo, aparecerían en su cuerpo.
Santa María Francisca predijo que a la Iglesia Católica le esperaban grandes sufrimientos, y fue durante ese tiempo que llegarían las persecuciones de la Revolución Francesa, la cual se llevó la vida de muchos cristianos. Se dice que ella le pidió a Dios no presenciar esos desastres, y por eso muere antes de que los mismos comiencen.
Fallece un 6 de octubre de 1791, y le prometería a un sacerdote que se le aparecería días antes de que él muriera. Así lo hizo, y el sacerdote fallece tres días después.