San Pío de Pietrelcina es uno de los santos contemporáneos más conocidos alrededor del mundo. Su fiesta se celebra el 23 de septiembre de cada. Fue beatificado y posteriormente, canonizado por el carismático Papa San Juan Pablo II. La sencillez y la mística de su oración son los rasgos más resaltantes en la vida de este santo al que se admira con tanta devoción.
¿Quién era el padre Pío de Pietrelcina?
Su nombre de Bautismo es Francesco Forgione, nacido en Pietrelcina (Campania-Italia) el 25 de mayo de 1887. Desde muy pequeño manifestó su devoción y amor profundo a la Virgen María y a Jesús Sacramentado. De un espíritu callado y reflexivo, formó su carácter como un hombre contemplativo. En 1910 fue ordenado sacerdote de la orden de los Hermanos Franciscanos.
En 1904, siendo aún fraile, se manifiesta por primera vez, su don de bilocación: se le había visto tanto en el parto complicado de una de sus dirigidas espirituales, como en el convento. Este don es tomado por la iglesia, antes de la muerte, como un signo inequívoco de santidad. Este tipo de suceso le ocurrieron varias veces al padre Pío, quien más adelante recibiría otro don extraordinario.
Sus increíbles dones
Pero la bilocación no era el único don impresionante del padre Pío de Pietrelcina. También lo fue su don para confesar. Se registra que, llegó a pasar hasta 14 horas en el confesionario, atendiendo a todos aquellos feligreses que iban a dejar sus pesadas cargas de pecados.
El 20 de septiembre de 1918 recibe, en el Monasterio de San Giovani Rotondo, mientras hacía su oración de acción de gracias de la Misa, tuvo la visión de Jesús estigmatizado. Al despertar del éxtasis, pudo ver que él mismo, había recibido la gracia de llevar consigo, los estigmas de Nuestro Señor.
Se sabe por anécdotas que, siendo aún sacerdote el Papa San Juan Pablo II, visitaba al padre Pío para confesarse y sería él quien le profetizaría su nombramiento como Papa. Muere el padre Pío el 23 de septiembre de 1968 en el convento donde recibió el don de la estigmatización.
